El sábado 3 de Noviembre el ya habitual de la casa Carlos García nos honró una vez más con su presencia y sus palabras, esta vez para tratar un tema tan en boga de todas las bocas progresistas pero tabú para el resto: la llamada “memoria histórica”.
Ya sabemos la postura oficialista sobre el tema: condenar y reabrir el debate sobre las masacres y crímenes cometidos por el bando “nacional” durante la Guerra Civil española y la dictadura franquista. Pero lo que muchos desconocen, sea por su temprana edad, sea por la voluntad de ocultarlo que tienen los gobiernos democráticos, es que en el bando contrario se cometieron auténticas barbaridades contra los enemigos externos – los “nacionales” o aquello que consideraran como tal – e internos – militantes trotskystas del POUM, anarquistas, socialdemócratas, etcétera.
En esos días de euforia e histeria “revolucionarias”, tantas veces al servicio de la potencia comunista del momento, la URSS, las juventudes socialistas, miembros del partido que hoy detenta el poder, así como afiliados a su sindicato, por no hablar de los militantes del PCE de antaño, no dudaron en empuñar las armas y los más retorcidos instrumentos de tortura para represaliar, muchas veces “por rabieta” ante las victorias de los facciosos, a los que consideraban rebeldes o próximos a las ideas de los reaccionarios derechistas que se alzaban en armas. Un crucifijo, una vestimenta, una costumbre familiar… podían condenar a uno al peor de los destinos, en forma de checa o de fosa común.
Carlos García, sin caer nunca en el tópico de defender al bando “nacional”, ha cargado enérgicamente contra la gran hipocresía: que las fuerzas auto-proclamadas democráticas eliminaban toda posible disidencia interior y exterior, fueran izquierdas moderadas o derechas “peperas” respectivamente, por no hablar de los patriotas y revolucionarios jóvenes que fueron devorados por la marea de derechones y matones que se las dieron entonces de “fascistas”, tanto por la fuerza de las armas como en las urnas que tanto pregonaban defender. No se salvan ni Azaña, ni Ibárruri La Pasionaria, ni Carrillo ( el gran homenajeado por esta moda de la memoria… y carnicero de Paracuellos del Jarama ).
Como siempre, pocos somos los que reclaman la verdad y la igualdad entre mártires y represaliados por ambos bandos. Ni vencedores, ni vencidos: ESPAÑOLES víctimas de la avaricia de unos pocos.
4 nov 2007
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